Vivir con un compañero de cuarto ha sido una experiencia interesante. No manches, a veces me desespera su desorden porque deja cosas por todos lados. Si fuera más ordenado, sería perfecto porque es buena onda.

Al principio, fue difícil adaptarnos porque tenemos horarios y hábitos diferentes. Por ejemplo, a él le gusta escuchar música fuerte en la noche, y yo prefiero dormir temprano. Hubiera preferido otro cuarto, pero ya qué.

Poco a poco hemos aprendido a respetar nuestras diferencias y a convivir mejor. Creo que estas experiencias nos enseñan a ser más tolerantes y pacientes.