Hace unos meses, después de ganar un torneo de fútbol, decidimos organizar una fiesta con todo el equipo para celebrar. Qué chido que todos pudieron venir porque fue una excelente oportunidad para convivir fuera de la cancha.

Planeamos la fiesta con mucha anticipación: elegimos un lugar, preparamos comida y contratamos música en vivo. Si no hubiéramos planeado con tanto detalle, habría sido un desastre.

Durante la fiesta, recordamos los mejores momentos del torneo, como los goles más emocionantes y los chistes del entrenador. La neta, fue la mejor reunión en mucho tiempo. Me di cuenta de que los logros en equipo son más significativos cuando se celebran juntos. Fue una noche llena de risas, amistad y recuerdos inolvidables.